Tuesday, May 31, 2011

For those who are drifting around Liverpool

Musical Settings on The Earth pt.1

The a.P.A.t.T. Orchestra return with the first in a 4-part series - Musical Settings - which uses natural or architectural environments to determine aspects of composition or performance.

Part 1 - On the Earth
Sunday 5th June 2011 - 2pm
Sefton Park Bandstand -
Liverpool, UK
Featuring Cornelius Cardew's 'The Great Learning, Paragraph 7',
Premiere of Richard Harding's 'Untitled'
European premiere of Alan Courtis' (Argentina) 'In-Formed Music' for Newspaper Ensemble

FREE

An oasis in the middle of a busy city, Sefton Park is an example of designed and landscaped rurality. Cardew's 'The Great Learning' addresses themes of simplification and distance from the chaos of modern life in it's interpretation of Confucian teachings.

A bandstand holds questions about the cultural expectations certain structures can contain. The a.P.A.t.T. Orchestra - a most unusual form of that most revered institution, the orchestra - will present an afternoon of music unlike anything heard on this stage in it's long history.


The a.P.A.t.T. Orchestra is an inclusive large scale ensemble of non-specific instrumentation that performs time and place-specific music and cross art-form collaborations in unusual settings.

apattorchestra@apatt.com

www.apattorchestra.com

Supported by the National Lottery through Arts Council England

Saturday, May 21, 2011

El sexo de los escritores

Muchos narradores dedican toda su atención y sus mejores adjetivos y adverbios a describir el rubor de una mejilla o la entonación de una carcajada, pero después callan cómo es el cuerpo desnudo de ese mismo personaje, o su sexo, o cómo llega más o menos exactamente a su orgasmo. ¿Pero cuál es el sentido de defenderse de la escena sexual, que es en definitiva la escena-madre, por medio de ironías, alusiones y liturgias teniendo en cuenta que se escribe para dar cuenta del ser humano en toda su entereza? Si esta tendencia a describir las lateralidades de los personajes y no sus centralidades es habitual en literatura, sorprenderá que ocurra lo mismo, con las variaciones del caso, en un terreno ajeno a la literatura como es el nudismo. Sí, sí, el nudismo. Por cuestiones estrictamente profesionales, y porque me gusta, estuve en playas nudistas. Quienes lo practican, aseguran que es naturaleza en estado puro: las asociaciones, presididas principalmente por varones, insisten en reivindicar el desnudo público desde una estricta ideología naturista, que equivale, para ellos, a desnudarse dejando de lado el imperio del sexo: en una playa nudista está bien andar en bolas, hablar con niñas y desconocidos, meterse al mar.. Pero esta apertura esconde un rígido código de prohibiciones, y violarlo conduce a la expulsión de la playa o, peor, a la comisaría. Si desde luego es obvio que todos se miran, el código es hacerlo con un disimulo tan eficaz y civilizado que no es fácil darse cuenta, aunque la intuición manda. Pero sobre todo es considerado pésimamente mirar lo que más nos resulta inevitable mirar (por naturaleza): el sexo. Sólo las niñas (no los niños) gozan de absoluta impunidad para ver sin desvíos los pitos de los hombres. Los demás, si lo hacen con insistencia, son acusados de pervertidos o gays (de las dos cosas me acusaron), y si son gays deben correrse hacia el lugar que les corresponde, a un costado. El caso de la erección exige tacto. Si pasa, hay que irse derechito al mar. Si uno se queda lo más pancho, parado y erecto, los fundamentalistas naturistas llamarán a la policía. Sólo ante esos peligros elijo leer un libro. Sexuado.

Publicado el 10 de Abril de 2011

Sergio DiNucci